El sexo tántrico busca disfrutar del placer en toda su esencia

Personas en plena madurez sexual se acercan a esta disciplina en busca de nuevas experiencias.

Hace 10 años que el sexo tántrico está de moda en nuestro país; que la gente, especialmente entre los 35 y 55 años, quiere acercarse a él. Busca sentir cosas nuevas, salir de la rutina, de la monotonía de su relación o incluso de su vida; y, por qué no, abrir también su abanico sexual a nuevas experiencias. El sexo tántrico tiene como fin disfrutar del placer en toda su esencia, prestando atención no sólo a los genitales, sino a todo el cuerpo en su conjunto. Pero esta práctica no está puesta al azar ni ha surgido por casualidad.

El sexo tántrico forma parte de una filosofía de vida llamada tantra que surgió en Oriente hace más de 4.000 años. La parte sexual es tan sólo una pequeña parte de ella. Esta corriente se fundamenta en cuatro pilares básicos, o como lo denomina el propio tantra, en cuatro llaves. Diego Jiménez, ‘sex-coach’ y director de Escuela Tántrica en Madrid, enumera a ZEN en qué consisten esas claves y cómo se pueden extrapolar a la forma de sentir y entender la sexualidad.

La primera llave es aceptarse a uno mismo y a los demás tal como son. Si tú no te aceptas como eres, no podrás disfrutar plenamente de la vida. Lo mismo ocurre en el sexo: si no te aceptas a ti mismo con tus virtudes, tus defectos, tus capacidades y complejos, ni tampoco a la persona que tienes enfrente, no podrás disfrutar plenamente de tus relaciones sexuales. La segunda llave es estar presente en el momento con los cinco sentidos. Es decir, para vivir la vida plenamente tienes que estar absoluta y conscientemente en ella. Este principio extrapolado al sexo significaría lo mismo: si estás en una relación sexual con los cinco sentidos, la disfrutarás mejor y más satisfactoriamente que si sólo estás por estar o por obligación.

La tercera llave de la filosofía tántrica es expresar lo que sientes y piensas. Para poder dar y recibir es necesario decir lo que cada uno quiere y siente en un momento determinado. En el sexo también. Tal como afirma Jiménez, «la realidad es que todas las personas practicamos el sexo en base a nuestras experiencias e historias de vida. Cada uno somos un mundo y por tanto, cada relación sexual también lo es». De este modo, es necesario saber pedir lo que queremos y lo que nos gusta, lo que nos apetece en cada momento, así como escuchar también a la persona que tenemos delante.

Y por último, la cuarta de estas llaves es el movimiento armónico y fluido. O lo que podríamos denominar como alcanzar el equilibrio. Es decir, acompasar tu energía y tus ritmos con los de la otra persona para poder fluir y estar en armonía.

LOS MITOS DEL TANTRA
Mucho hemos oído hablar del sexo tántrico, pero en cambio, sabemos poco de él. Esta práctica sexual está llena de mitos y de falsas creencias. Por ejemplo, que sólo con que dos personas se miren a los ojos pueden tener un orgasmo, o que para practicarlo se requiere horas y horas, o que su único objetivo es retrasar la eyaculación. Incluso, en ocasiones, se confunde también con el Kamasutra. Sin embargo, nada o muy poco tiene que ver con todo esto.

«El objetivo fundamental del sexo tántrico es dejarse llevar por el placer», afirma Alicia Gallotti, escritora especialista en sexualidad y autora del libro Sexo y tantra. «La meta no es el orgasmo, sino la energía sexual que transmiten los dos cuerpos, aprender a disfrutar del sexo sin etiquetas, sin tabúes, sin presiones ni ansiedad. Disfrutar con libertad», añade esta especialista.

Actualmente, en nuestra sociedad, entendemos el sexo como si fuera una clase de gimnasia o como un examen que hay que pasar con buena nota, pero el sexo tántrico te enseña a olvidarte de todo esto. «Se aprende a prestar más atención a los besos, a las caricias, a las miradas, a disfrutar de una forma más paciente, más plena y consciente de toda la energía que sienten dos cuerpos en un acto sexual, a no centralizar todo en la búsqueda del orgasmo ni a tener que alcanzarlo rápido y desesperadamente. En general, sexo tántrico es potenciar los sentidos», insiste la escritora.

UNA DISCIPLINA EN AUGE
Al igual que prácticas como el yoga o la meditación están en auge en nuestro país -incluso la gastronomía oriental- también lo está el tantra, disciplinas muy relacionadas entre sí. Son filosofías que tienen tras de sí una gran historia y que movimientos como el hippie en los años 60 en Estados Unidos acercaron a Occidente. «Ahora, de nuevo, parece que están en pleno apogeo, quizá porque vivimos en un mundo muy despersonalizado con el auge de las nuevas tecnologías y necesitamos encontrarnos a nosotros mismos», explica Gallotti. Es cierto que estas disciplinas están a años luz de la cultura occidental, pero todo se puede extrapolar y acercar a nuestra sociedad, porque lo realmente importante es «disfrutar del sexo (y de la vida) en toda su esencia. El sexo tántrico es una mirada serena y sensata de la sexualidad. No puedes ser libre sexualmente si primero no lo eres como persona», afirma la experta.

Para tener un buen sexo tántrico es fundamental recrearte en los masajes, en las caricias y en los besos. Incluso también, en el ambiente. Como aconseja Jiménez, el sitio tiene que ser cómodo, que tenga una buena temperatura, una luz adecuada y una música relajante (si a la pareja le gusta).»«El sexo debe ser una fiesta, algo divertido, que no sea solemne, que no advierte miedos», concluye Galloti.

KUNDALINI: LA ENERGÍA SEXUALUna de las patas fundamentales en la que reposa esta filosofía tántrica es la llamada energía Kundalini. Esta fuerza invisible deriva de toda esta parte mística y energética del tantra, al igual que muchas de las filosofías y/o doctrinas orientales. Se dice que esta energía te hace avanzar espiritualmente y desbloquear los miedos y ataduras de tu mente. Su objetivo es la limpieza de los chakras y el desbloqueo de algunos estados emocionales. También aseguran que esta fuerza ayuda a mejorar nuestra sexualidad y a vivirla con mayor intensidad.»La energía Kundalini se representa en el tantra como una serpiente que reposa en el perineo o primer chakra, y ese réptil tiene que despertar y subir pasando por todos los chakras», explica el profesor Jiménez. Es decir, según esta filosofía, la energía sexual que parte desde el primer chakra tiene que subir por todos los demás, desbloqueando cada uno de ellos hasta conseguir conectar con el último.En realidad, y para acercar esta idea a nuestra sociedad, «todo esto significaría que la energía sexual es muy potente, que mueve a las personas muchísimo y, por tanto, si nosotros tenemos algún bloqueo emocional, esa fuerza no va a estar bien canalizada», explica Jiménez. Pese a todo, en realidad, de lo que se trata es de tener un buen equilibrio emocional para poder tener esa energía sexual bien enfocada, que sea natural, que no tenga ataduras, como mantiene esta corriente. O lo que es lo mismo, y traducida a nuestra sociedad, poder vivirla plenamente sin prejuicios, sin tabúes y sin miedos. Y así, disfrutar también libremente de todas tus relaciones sexuales. Tal como se afirma en el sexo tántrico, «vivir la sexualidad sin presiones, sin miedos ni prejuicios».
CONTENCIÓN DE LA EYACULACIÓNEsta es una de las claves de esta práctica. Hay muchas técnicas, por ejemplo los ejercicios de Kegel que ayudan a tener control sobre toda la musculatura pubococcígea. Una forma muy esquematizada de explicar cómo ejercitarse para controlar la eyaculación, tal y como enumera Jiménez, es la siguiente: la primera fase es entrenar la musculatura mencionada, primero hay que detectarla, después llenar los pulmones, retener la respiración, contraer ese grupo muscular, y después soltar el aire y relajarse. Estos pasos hay que hacerlos durante un tiempo para tonificar bien la zona. Mientras, se puede ejercitar la masturbación y, antes del punto de no retorno eyaculatorio, se para y así, baja un poco la excitación; se vuelve a continuar con la estimulación hasta volver a alcanzar el nivel de excitación previo al punto de no retorno. De esta forma, se elimina el hábito de eyacular con rapidez. «La última fase consiste en estimular el pene, cuando se acerca el punto de no retorno, justo ahí, en lugar de parar la estimulación, se detiene la respiración, se aprieta la musculatura y, aunque siga estimulándose, se tendrá un orgasmo, pero no se eyaculará», señala Jiménez.El problema de la eyaculación precoz, advierte el experto, suele estar provocado por cuestiones psicológicas. Por ejemplo, hay hombres que se acostumbran desde pequeños a masturbarse rápido para que no les pillen. Lo que hay que hacer es cambiar ese hábito mediante la práctica.»«Si además fortalecemos la musculatura pubococcígea, combinada con la respiración y práctica, podremos alcanzar el clímax sin eyacular. El orgasmo está en el cerebro», afirma. El tantra aboga porque la eyaculación es una pérdida de energía para el hombre. Sin embargo algunos especialistas como Jiménez no están de acuerdo: «La eyaculación es muy importante».
LA RESPIRACIÓNUno de los aspectos fundamentales para practicar sexo tántrico es la respiración, acompasarla con la de tu pareja y sincronizarlas, porque sólo así «se podrá estar en la misma frecuencia, en la misma sintonía», dice Jiménez. Según el tantra, lo que se potencia con la respiración es aumentar y prolongar la conexión que existe entre las dos personas. Dicho de otro modo, intensificar el encuentro sexual entre los amantes usando los pulmones como una herramienta que hasta ahora despreciábamos.Para ello, lo primero que hay que hacer es sentarse uno enfrente del otro mirándose a los ojos. Una vez así, se empieza a acariciar el cuerpo de la persona que tenemos delante, siempre uno frente al otro y sin dejar de lado la respiración. «Es muy difícil mantener la mirada, nos suele provocar mucha vergüenza», comenta Gallotti. Prestar atención a la respiración es clave para equilibrar los cuerpos, para relajarlos y para que así «el sexo empiece a ser algo tranquilo, sosegado y no una competición», añade.Por otro lado, y a la vez que acaricias el cuerpo de la pareja, hay que detenerse en otras partes del cuerpo en las que quizá nunca habías reparado, pero sin dejar de lado la armonía de las respiraciones. De esta forma, se potencian mucho más los sentidos y puedes, por tanto, sentir más placer en todo el cuerpo y no sólo en los genitales. También son aconsejables los masajes, pero no los relajantes, sino los estimulantes. «El objetivo no es desconectar sino aumentar la excitación, pero no de una forma rápida sino progresiva, poco a poco y siendo consciente de lo que se hace y se piensa en cada momento». Así, se disfrutará del placer de todo el cuerpo, e incluso se puede llegar a tener otros orgasmos. «El clímax está en la mente», defiende el profesor Jiménez.